Con un coloquio en la Biblioteca
Pública Provincial y con su participación significada políticamente en la
concentración frente a la Subdelegación de Gobierno organizada por el Instituto
Andaluz de la Mujer, el Área Provincial de la Mujer de IU y Secretaría de la
Mujer del PCA reivindicaron que la violencia contra las mujeres sea considerada
como un problema global y de Estado, en el que toda la sociedad debe
posicionarse de forma tajante y coherente, de manera que quede claro que no se puede estar en contra de
la violencia machista sin estar al mismo tiempo en contra de una educación
segregadora y sexista, como la que quiere imponer el gobierno del PP a través
de la LOMCE. O que no sirve de nada lamentarse por el elevado número de
víctimas cuando se ha recortado en los Presupuestos Generales del próximo año
un 38% de la ya insuficiente partida que tenía asignada la prevención contra
esta violencia; o cuando se alienta la precariedad laboral, que protagoniza la
mano de obra femenina; o se recortan servicios sociales que, de no existir,
recaen casi íntegramente sobre las mujeres.
Es obvio que por mucho que se le insista a la víctima para que denuncie,
no lo hará mientras no cuente con la seguridad y el respaldo que le puede
ofrecer una sociedad que condene, persiga y haga caer sin paliativos el peso de
la ley sobre el maltratador; una sociedad que le ofrezca a la mujer víctima el
medio de subsistencia que antes, en sus años de formación, le ha escamoteado
con frecuencia, incluso presentándole como la quintaesencia de la feminidad el
destino de “ama de casa”. Una sociedad, en definitiva, que sea capaz de regular
sus medios de comunicación para que a través de ellos no se difunda una imagen
degradada, subalterna y dependiente de la mujer y de su papel en la sociedad.
Desde Izquierda Unida nos unimos
al dolor de las familias de las víctimas, pero al dolor sumamos la indignación
y la rabia que nos produce que sigan sufriendo y siendo asesinadas decenas de
mujeres cada año en nuestro país sin que se arbitren medidas políticas
contundentes y generales para atacar la raíz de esta violencia: la insoportable
desigualdad que sufrimos aún las mujeres en todos los ámbitos, la situación
general de prevalencia y dominio que los varones detentan aún en nuestra
sociedad. Y lamentamos tener que recordar, decenas de años después, el viejo
eslogan feminista de que lo personal es
político.
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